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El reconocimidento de los antígenos propios y extraños

Creado por Patrick van Nieuwenhuizen.

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Transcripción del video

El propósito del sistema inmunitario es luchar contra las bacterias y los virus y otras cosas que no son buenas para el cuerpo. Eso es lo que hace. La pregunta que podemos hacernos es cómo sabe el sistema inmunitario que no debe atacar a tu propio cuerpo. Puede parecer una pregunta extraña o una pregunta obvia, pero en realidad la respuesta no es obvia. En este video vamos a ver por qué no es obvia y cómo el cuerpo realmente evita que su sistema inmunitario se ataque a sí mismo. Otra forma de decir esto es ¿cómo distingue el cuerpo lo propio de lo extraño? Es decir, cómo distingue entre tu propio cuerpo, tus propias proteínas, tus propias células y las proteínas o células extrañas o cosas que no deberían estar en tu cuerpo. ¿Cómo sabe que debe atacar a éstas y no a éstas? Para saber por qué la pregunta en sí no es obvia volvamos a hablar de las células B. Aquí tenemos una célula B y este es su núcleo con algo de ADN y la parte más importante de la célula B, la que más nos importa es su receptor porque más tarde, si se activa, puede ser liberado como un anticuerpo. Ahora bien, este receptor de la célula B es el que se va a unir a las bacterias o los virus extraños y este anticuerpo se va a unir a esas cosas y ayudará al cuerpo a deshacerse de ellas. Lo importante que hay que recordar sobre las células B es que estos anticuerpos o receptores de células B están codificados en el ADN de la célula B, pero son diferentes para cada célula B. Cada célula B produce un conjunto único de anticuerpos y receptores de células B. Les asignaremos colores distintos para que quede más claro. Aquí hay uno con un ADN ligeramente diferente y un receptor de células B ligeramente diferente. Lo más importante es recordar que estos receptores de células B que se convertirán en anticuerpos se generan al azar. El cuerpo mezcla un poco el ADN aquí y crea un receptor de células B y un anticuerpo únicos para cada célula B. Justamente por eso, porque se crean al azar, corremos el riesgo de que el cuerpo cree receptores de células B y anticuerpos que puedan reaccionar contra tu propio cuerpo. Este de aquí, por ejemplo, podría ser bueno, porque podría atacar a digamos una bacteria de la que quieres deshacerte, eso es bueno. Pero también podría crear fácilmente un receptor de células B y más tarde un anticuerpo que puede atacar a algo que no quieres que ataque, como una proteína importante en tu cuerpo, tal vez sea la insulina. No queremos que se cree una célula B que reaccione a la insulina porque entonces podría empezar a generar anticuerpos que se unieran a toda la insulina de tu sangre —y si no sabes lo que hace la insulina no te preocupes—, pero al unirse a la insulina impedirá que ésta cumpla su función, que es muy importante. ¿Cómo puedes evitar que tu cuerpo produzca células B que reaccionen contra ti? De hecho, no hay manera de evitarlo porque, como he dicho, este proceso de creación de receptores de células B y anticuerpos es totalmente aleatorio. No hay forma de evitar que tu cuerpo produzca células B que reaccionen contra ti mismo. ¿Qué significa eso? Significa que los vas a fabricar igual, pero debes tener un mecanismo para identificar cuáles reaccionan contra ti y deshacerte de ellos. Tienes que encontrar la manera de matar a los que no quieres. Por cierto, aquí estamos hablando de las células B. Células B. Todo lo que estamos diciendo se aplica también a las células T. Permítanme dibujar una aquí. Las células T también tienen un receptor de células T que se genera al azar y quieres que ese receptor de células T sólo reaccione a cosas extrañas, a cosas que no son propias. Entonces, los procesos de los que vamos a hablar son igualmente válidos, incluso en algunos casos más válidos para las células T y las células B. Vamos a ir a la médula ósea para ver cómo funciona este proceso, y vamos a la médula ósea porque de allí vienen las células B. Allí es donde obtienen su anticuerpo único, su receptor de células B. Lo obtienen cambiando un poco su ADN, mezclando distintos componentes. Veamos un par de estas células B que aún son jóvenes, todavía no se les ha permitido salir de la médula ósea. No han sido examinadas para ver si tienen permitido salir. Cada una tiene su receptor único. Vamos a dibujar aquí algunos de esos receptores. Digamos que uno de estos reacciona al propio cuerpo, es decir, a alguna proteína en tu propio cuerpo y no queremos que lo haga. Repito que esto sucedió aleatoriamente porque estos receptores realmente se crean al azar. Digamos que la célula B de la que nos queremos deshacer es esta porque reacciona a… digamos que reacciona a la insulina como aquí arriba. Deberíamos haber dibujado la insulina en amarillo para mostrar que se une a este receptor. Digamos que esta célula B reacciona a la insulina. ¿Cómo podemos saber que esta célula B reacciona a tu propio cuerpo? La respuesta es sencilla. La respuesta es que en la médula ósea están presentes las diversas proteínas del cuerpo mientras se examinan estas células B. Por ejemplo, aquí habrá un poco de insulina, una cantidad muy pequeña pero estará allí. También habrá alguna otra proteína. Digamos que la hemoglobina. Habrá alguna otra proteína aquí y otra por aquí. Todas estas proteínas estarán alrededor. Lo que hace tu cuerpo en esta etapa de desarrollo es decir: “cualquier célula B que se une a algo en la médula ósea será eliminada”. Esta célula B reconoce a esta proteína de la insulina y eso significa que se unirá y que causará un pequeño cambio químico en la célula B y una cosa llevará a otra y todo el sistema se programará para eliminar esta célula B. Cada célula B que reconozca una proteína del propio cuerpo, si reconoce esa molécula del propio cuerpo en la médula ósea, morirá. Este proceso funciona porque tu médula ósea contendrá la mayoría de las proteínas de tu cuerpo. Estarán presentes allí para que te asegures de eliminar todas las células B que reaccionan al propio cuerpo. Ahora lo que sucede después de este paso es que estas células que han sido examinadas y aprobadas pueden salir y viajar, por ejemplo, hasta un nódulo linfático. Viajan a algún lugar donde puedan realmente estar activos ahora que han pasado por el entrenamiento básico en la médula ósea. Y podrías preguntarte, bueno, pero ¿qué pasa aquí? ¿Qué pasa aquí cuando una de estas células B que no reacciona al propio cuerpo interactúa con una bacteria que realmente quieres combatir? ¿Va a pasar lo mismo? ¿Va a morir sólo porque reconoce la molécula a la que debe unirse? La respuesta es obviamente no. No queremos que esta célula muera porque la necesitas, porque quieres luchar contra esta bacteria. La razón por la que no muere es porque, estamos en un entorno diferente. Hay reglas diferentes, hay otras células distintas a su alrededor y esta célula B ha madurado y ha cambiado. Las reglas son diferentes y no va a morir. La eliminación de las células B que reaccionan a las proteínas propias del cuerpo es el primero de los dos mecanismos de los que me gustaría hablar y que el cuerpo utiliza para no reaccionar a sí mismo. En realidad, ocurre exactamente lo mismo con las células T, excepto que no ocurre en la médula ósea, sino en el timo, porque es allí donde maduran las células T. En el timo tenemos el mismo proceso en el que las células T se diferencian y cada una tiene un receptor único y las que reaccionan al propio cuerpo en el timo son eliminadas. No es un método infalible, de lo contrario no necesitaríamos el segundo paso. De vez en cuando una célula B se escapará, una célula B que reacciona al cuerpo. Cada proceso tiene sus errores y es posible que en la médula ósea no haya la cantidad suficiente de todas las proteínas para identificar a las células B que reaccionan a una proteína del propio cuerpo. Digamos que esta es una célula B que se escapó de la médula ósea a pesar de que reacciona al propio cuerpo. ¿Qué va a pasar ahora? Va a encontrar esa proteína con la que reaccionó al azar, va a encontrar esa proteína que tu cuerpo produce y que tu cuerpo necesita y se va a unir a ella. ¿Qué va a hacer entonces? Si recuerdas, ahora va a tomar esa proteína, la va a ingerir, la va a romper en pequeños pedacitos y luego la va a presentar en una molécula MHC II. Si recuerdas, sólo presentará una pequeña parte de esa proteína en la molécula MHC II. Tal vez presente una partecita distinta de la proteína en otra molécula MHC II por aquí, algo así. Lo hace porque necesita una célula T. Aquí hay una célula T. Necesita una célula T que reconozca esa misma partecita que está en su superficie. Lo necesita para activarse. Va a esperar a que venga esta célula T que tiene el receptor perfecto. Aquí está esa célula T. Estas dos células van a interactuar y van a darse una especie de beso intracelular que finalmente va a permitir que esta célula B se active. Si la célula T no viene y no reconoce el antígeno al que reacciona la célula B, ésta no puede activarse. Necesita que esta célula T la reconozca. Este es el segundo mecanismo de defensa que quería mencionar para explicarte que, aun cuando una célula B que reacciona al propio cuerpo logre escapar de la médula ósea, necesita además que venga una célula T que reaccione al propio cuerpo para activarse. Tienen que ocurrir las dos cosas: Se necesita que la célula B burle el proceso de eliminación en la médula ósea y también se necesita que la célula T burle el proceso de eliminación en el timo para obtener una célula B activa que comience a producir anticuerpos que reaccionen al propio cuerpo. Por cierto, este beso intracelular suele ocurrir en el nódulo linfático. Es posible que, al ver todo este proceso, tengas algunas quejas. Te invito a pensar en cómo podría fallar este proceso. Una de las cosas que podrías pensar es: ¿qué ocurre si las bacterias llegan a la médula ósea? Y ciertamente eso es muy, muy posible porque cuando tienes una infección, ese patógeno puede moverse por tu cuerpo. Si esta bacteria entra en la médula ósea, ¿significa que ahora esta célula B se va a unir a ella y, por lo tanto, va a morir? Porque en esta etapa, cada vez que las células B se unen a algo, se mueren. La respuesta es sí, esto es exactamente lo que ocurre. Pero esto no es un gran problema porque, incluso si tienes esta bacteria aquí en la médula ósea durante una semana o dos o tal vez un mes, después de que esta bacteria desaparece o se muere, entonces no va a estar más allí y puedes empezar de nuevo a producir estas células B que reaccionan a la bacteria. Es probable que ya tuvieras una gran cantidad de estas células B que pueden atacar a esta bacteria. Son células B que ya habías producido previamente y que ya están en los nódulos linfáticos. Estarán allí para luchar contra la infección, aunque la bacteria esté en tu médula ósea impidiendo que produzcas más de esas células B para matarla. Ya tienes algunas de esas células B en los nódulos linfáticos y pueden proliferar y comandar la batalla desde allí. Ahora bien, aunque tu cuerpo tiene estos mecanismos para evitar que el sistema inmunológico ataque al propio cuerpo, eso a veces ocurre de todos modos. El proceso a veces falla y el resultado es una enfermedad autoinmune. Se llama autoinmune porque eres inmune a ti mismo. Tu sistema inmunitario básicamente comienza a atacar tu propio cuerpo y eso puede causar una enfermedad bastante grave. Me gustaría darte un ejemplo para explicarlo mejor. Esta es una fibra muscular y debido a que no quieres estar flexionando todos tus músculos todo el tiempo, la forma en que se activan es por medio de un pequeño receptor que voy a dibujar aquí. Este receptor está listo para recibir pequeñas moléculas de una neurona, que es parte de un nervio. Recibe pequeñas moléculas de esta neurona que activan este receptor y por lo tanto activan la fibra muscular. Si quieres tensar esta fibra muscular sólo tienes que enviar la señal a una neurona y ésta liberará las pequeñas moléculas que activarán la fibra muscular. En un ejemplo de enfermedad autoinmune tienes anticuerpos contra este receptor que hay en el músculo. Los anticuerpos se unen al receptor y eso hace que deje de funcionar. Hace imposible que reaccione a las señales de las neuronas o hace que el receptor se destruya. Esos son dos mecanismos posibles. En esta enfermedad autoinmune, ¿qué crees que ocurrirá? Lo que ocurre es que el cuerpo ya no puede activar las fibras musculares con tanta facilidad. La enfermedad se llama miastenia gravis. "Mi-" viene de “mio-“ que significa músculo y "astenia" significa debilidad. Entonces significa “debilidad muscular” y “gravis” significa que es una enfermedad que se agrava con el tiempo. Si no puedes activar las fibras musculares de tu cuerpo te vas paralizando poco a poco. No necesitas recordar este mecanismo exacto. Eso no es realmente importante. Sólo quería dar un ejemplo de un tipo de enfermedad autoinmune y cómo funciona.